Las suaves temperaturas de estos últimos días están ayudando a que algunas de las plantas de mi jardín realicen el último esfuerzo para seguir alegrándome con sus flores.
Cuando compré el
hemorcallis Stella de Oro, mi querida amiga Isabel me dijo: "Es maravillosa, no te arrepentirás". Hoy le doy las gracias por descubrirmela. Comenzó su floración a principios de verano y como veis, a estas alturas del otoño, continua regalándome su flores.
De los
osteospermum me gusta todo; las flores que son preciosas, así como la textura y brillo de sus hojas.
Una de las
azaleas teñida con esos colores tan característicos del otoño.
Impatiens o Alegría de la casa. En las flores se aprecia el efecto las intensas lluvias del pasado fin de semana.
Otra de mis estrellas,
Euryops en su segunda floración
Las
Caléndulas brotando por doquier.
Desde que mi madre se vino a vivir conmigo, las
Tropaelum Majus (Capuchinas), han invadido el jardín. No es que me disgusten, pero es de las plantas, que por su carácter invasivo, prefiero tener controladas y con mi madre eso, es misión imposible, jajaja.
Estas margaritas cuyo nombre no recuerdo, me las encontré casi muertas a la vuelta de vacaciones. Estaban totalmente secas.
Como me cuesta mucho deshacerme de las plantas, me gusta darles una segunda oportunidad, corté toda la parte aérea a ras de tierra, la puse a la sombra y regué la maceta en profundidad, todos los días cuidaba de que el sustrato se mantuviera húmedo, hasta que a los pocos días comenzaron a asomar nuevos brotes, que alegría!!!
Las
rosas blancas han sido siempre mi debilidad.
Así estaba el C
lerodendron Bungei esta mañana. Ya le fata poquito para florecer.
El amarillo de estas rosas, ilumina y alegra los días grises del otoño.
Ya solo le queda una al rosal trepador.
Esta maceta con
Verberna Hybrida la había arrinconado pensando que ya había terminado la temporada, pero como veis, ella se resiste y se ha vuelto a cargar de flores.
Este año, para complacer a mi madre, he comprado varias plantas de
Chrysanthemun (Crisantemo). Es de esas plantas que nunca faltaban en su jardín. Ella, como es tradición en los pueblos, las cultivaba para adornar el panteón familiar el día de todos los Santos.
Lo cierto es, que son plantas que se dan muy bien y al florecer cuando el resto de plantas están en decadencia, ayudan a prolongar el colorido en el jardín.
No es preciosa??
Rosas rojas/granates al abrigo del jazmín.
Esta rosa, aunque no lo parezca, la compré como rastrera, con la idea de que me fuera cubriendo la superficie de la jardinera, lo que ocurre es que mi marido, cuando vio que las ramas crecían y se salían de los límites de la jardinera, cogió y la ató a un tutor y ahí la podéis ver más tiesa que una vela, jajaja.
Mi pequeña azalea en flor.
La gitanilla también se resiste y sigue floreciendo.
Otro de los crisantemos.
Los heléboros se dejan ver una vez liberados del ramaje de las dalias y los iris germánica.
Así se veía hoy el macizo.
Choysia Ternata con un montón de brotes nuevos. Pronto comenzará su aromática floración.
Osteospermun.
El helecho moviendo sus ramas al viento.
Bayas de la
Nandina
Me encanta el colorido que adquieren las hojas de la nandina en esta época.
Más bayas.
La Lechuga de agua sirve de escondite a los peces.
Rosal Pitimini con la
Brunera al fondo
.
Euphorbia Myrsinites
Los
Cyclamens junto con los
Pensamientos son las plantas que colorean el jardín en los meses fríos.
Pensamientos
Nuevos brotes del
Sedum Spectabillis tras la poda.
El macizo desde otro ángulo.
Aprovecho para mostraros algunas de las plantas que tengo en el porche.